Quizá este amor
sea liviano, con caricias
y todo pero leve,
y tal vez tu cuerpo sea pronto
un recuerdo posado
en la cuenca de mis palmas
allí donde vertías los besos
para los días de ausencia.
sea liviano, con caricias
y todo pero leve,
y tal vez tu cuerpo sea pronto
un recuerdo posado
en la cuenca de mis palmas
allí donde vertías los besos
para los días de ausencia.
Quizá tu mejor sonrisa no la
entonarás sobre mi pecho,
ni tu vientre recogerá
mis huesos doloridos de sembrar
nuestro futuro.
Pero me mueve las entrañas
como el amor cínico de Zaratustra
al ritmo de su baile divino,
lo alumbra el candil
que al hombre identifica en la plaza;
lo baña el océano y lo empuja
la tierra que me nació.
Y eso, para mí, deshauciado
y devencijado, sediento de paz y de cordura,
es el infinito.
23/08/2012